Adaptar la decoración del hogar a las estaciones del año nos permite disfrutar de los diferentes matices que cada una trae consigo.
Durante la primavera, las temperaturas se elevan y contamos con más horas de luz diurna gracias al buen clima. Aprovechemos nuestra creatividad para hacer adornos con floreros de vidrio en diferentes formas para el salón, la cocina o el comedor. Asimismo, los aromas también pueden formar parte de la decoración, brindando una sensación de naturaleza característica de esta estación.
El calor se hace presente en el verano, por lo que no queremos acentuarlo. Optemos por una decoración minimalista que transmita frescura, con elementos sencillos y evitando la sobrecarga.
Durante las noches largas, utilicemos una iluminación intensa pero no excesiva, recreando la luz diurna con una menor intensidad.
El otoño marca el inicio de días más cortos y menos calurosos. Nos invita a pasar más tiempo en el interior del hogar y nos lleva a elegir habitaciones más cálidas con una iluminación más suave, que puede lograrse con lámparas de pie.
Juguemos con la gama cromática de los colores tierra, como amarillos, rojos y marrones, para crear combinaciones que reflejen los tonos propios de esta estación.
El invierno nos brinda la oportunidad de jugar con el fuego y la iluminación. Las lámparas decorativas adquieren un mayor protagonismo al colocarlas en rincones con poca luz, creando espacios acogedores. La decoración navideña se hace presente con adornos en tonos blancos, rojos, verdes, dorados, plateados y azules, que contribuyen a crear un ambiente festivo y acogedor.
Existen una multitud de estilos y colores por los que optar a la hora de
decorar la vivienda, y uno de ellos, es el monocromático.